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PREGÓN DEL VILLAR DE DOMINGO GARCÍA - Agosto de 2009 -


2009a

 

 

Buenas noches,


Queridos amigos, vecinos y forasteros, bienvenidos y bienhallados.


Quiero que mis primeras palabras, al dirigirme a vosotros esta noche 21 de Agosto, sean las mismas que le dije a Javier, vuestro querido Alcalde, cuando me propuso ser pregonera de las Fiestas de Villar de Domingo García del año 2009.

Y mis primeras palabras fueron, sin dudar ni un solo instante, que era para mi “un gran honor y una gran satisfacción, recibir este encargo”. Y os aseguro, que no se trata de cortesía; ni de palabras huecas y vacías.

 

¡Al contrario!

Son palabras sinceras; palabras sentidas, que brotan del corazón y de los sentimientos.

En esta noche sublime, quiero pregonar la belleza de este lugar o como antaño se decía, del trozo de terruño que nos ha visto nacer, crecer y hacernos unos hombres y mujeres de bien, dónde nuestras familias han echado profundas raíces durante muchas generaciones.

Pero antes de nada y como canta nuestro Mayo para “principiar” pido licencia a la patrona del lugar,a la Virgen del Rosario. No soy escritora ni sé, si mi leve pluma acertará adescribir todo el amor y la devoción que siento hacia la madre de Dios, la más bella azucena que jamás haya crecido en estos parajes. Comenzaré por darte las gracias por el primer favorque me hiciste. A la edad de cuatro años tuve una enfermedad grave que nunca llegaron a diagnosticar, mi madre ofreció que si sanaba entraría a formar parte de la Hermandad del Rosario, y como así fue, ya son sesenta años madre mía que perenne en mi mente va tu compañía.


Éstas, son noches de emotividad, noches de nostalgia, noches de mostrar el alma…, y que me traen a la memoria recuerdos alegres de fiesta entremezclados con los de arduo trabajo. Noson muchos los años que he vivido en el pueblo, pues a los trece años por circunstancias de la vida y de la época que nos tocó vivir tuve que salir, como muchos de vosotros, a trabajar fuera. Pero eso no ha sido ningún obstáculo para llevar en mi corazón a mi pueblo y a sus gentes. Aunque parezca extraño ese cúmulo de vivencias están tan frescas en mi memoria que parece que no han pasado el tiempo.

Recuerdo.... Las nochebuenas, frías por el invierno, pero llenas de calor humano, de ese calor que desprendía la convivencia vecinal, todo se compartía y todo se festejaba. La cena se componía, por lo general, de una ensalada de judías cocidas a fuego lento en ollas o puchero de barro en cocinas de lumbre baja. Después se servía en las mejores fuentes, que nuestras madres guardaban para las grandes solemnidades en la alacena, el tradicional pollo en pepitoria, que se criaba con esmero para esos días, sabores que son ya imposibles de conseguir porque ahora, los pollos sonde todo, menos aves de corral. Tras la opípara cena todos acudíamos a la misa del gallo o de los pastores, cantada por el coro de la iglesia y amenizada por instrumentos tradicionales como: la zambomba, el almirez, la pandereta, lashueseras...


2009bEl día de Navidad salíamos a pedir el aguinaldo con nuestra cestilla. Los más pequeños recorríamos las casas de aquellos que amablementeinvitaban a mi padre a que fuésemos, como: la casa de la tía Juana, la tía Paulina, la tía Germana, Manuela, la casa del tío Gregorio o la de Marcelino que tan buen aprecio dispensaban a mis padres. El día de Reyes no se recibían juguetes ni regalos, como máximo te dejaban en el zapato o alpargata algún mantecado, si es que quedaban y en el mejor de los casos una peseta de papel que guardabas para comprar algún pizarrín o cuaderno para la escuela.

Hay un refrán que dice: “si la Candelaria plora, el invierno está fuera y, si no plora, ni dentro ni fuera”, cada dos de febrero la Virgen del Rosario salía y sale en procesióncon una vela en la mano, conmemorando laPurificación y Presentación del Niño en el Templo. Cuando la vela seguía encendida al entrar la imagen en la iglesia, significaba que la cosecha iba a ser fructífera. Las hermanas mayores tenían la costumbre de realizar una gran torta de alajú, que en tiempos llegó a pesar hasta una arroba, adornada con rosquillos bañados en miel... Por la tarde, después del rosario, era rifada. Todos soñábamos con ser los afortunados.

Recuerdo... que la Semana Santa se vivía como en tantos otros pueblos castellanos, con fervor y respeto. La Hermandad de la Vera Cruz, una de las pocas que se ha mantenido a lo largo de los siglos en la provincia, se encargaba de organizar los desfiles procesionales. Los Hermanos Mayores tenían por costumbre dar el día de Jueves Santo la colación, consistente en un puñado de cañamones tostados revueltos con pasas, higos secos y anisillos y un vaso de vino. La campanilla abría y marcaba el paso de la procesión, el son deésta misma, tañía y tañe con gran duelo cuando un hermano muere. Nuestro pueblo ha sido tradicionalmente muy católico, ha dado abundante fruto de vocaciones religiosas como: Sofía, Teresa, Mª Jesús, Visita, Adoración, Ricardo, Purita, Lourdes, Feli, Encarna y nuestro muy querido misionero Jesús que durante más de cincuenta años ha entregado su vida a los más desvalidos y necesitados.Ahora ya ha vuelto de nuevo a España para no volver jamás, pero el testigo lo ha tomado su hermana Encarna que se encuentra en estos momentos fundando un nuevo convento en el Salvador. Fueron sólidos los principios religiosos que don Rogelio infundió en éste pueblo, tareaque ahora está encomendada a don César Arcas.

2009c

Recuerdo.... el mes de Mayo, mes de María en el que las chicas recogíamos flores del campo y de los huertos del Pilar Viejo para llevar nuestra ofrenda a la Virgen. En este mes se celebrabay se sigue celebrando la festividadde Santo Tomás, portando en procesión desde la iglesia hasta la ermita a nuestro patrón, tras la misa llega la tradicional merienda y nadie se escapa de la pedrea de huevos cocidos.En Junio, la Hermandad del Señor celebraba con gran solemnidad el Corpus Christi, se vestían numerosas mesas a lo largo del recorrido que el Santísimo realizaba por el pueblo, costumbre que todavía se conserva.

Recuerdo.... los meses de julio y agosto como los más trabajosos la faena del labrador es más agobiante, pues llega el momento de la recolección, momento en el que culmina el esfuerzo de todo el año. Hoy ya no tenéis ese problema, el progreso ha mejorado vuestra calidad de vida y ya en estas fechas el fruto de vuestro trabajo se halla a buen recaudo en los graneros. Aún así, muchos de los que esta noche os encontráis aquí, sentiréis añoranza de aquellos años mozos, de aquellos agostos, como llamábamos al tiempo en que transcurría dicha labor.

Pedazos llenos de tajos de segadores con la hoz en la mano, con espaldas dobladas bajo el fuerte sol del estío, agrupando las mieses en grandes manojos llamados gavillas. Éstas, eran recogidas del campo y cargadas en mulos para ser trasladadas a la era. A partir de entonces comenzaba la trilla. Para trillar se buscaban días secos. Se tendían los haces y se desataban. Luego, con horcas

se extendían las cargas y comenzaba la tarea.Primero mediante un pisoteo de los mulos para aplastar la parva y luego con la ayuda de un rulo o trillo que conseguía triturar la paja y sacar a las semillas de su envoltura.Cada cierto tiempo - dependiendo del estado del día -había que tornear , es decir, darle la vuelta a la parva para que la mies que estaba debajo pasase arriba y pudiese ser cortada por las cuchillas de máquina o trillo.


La estampa de la trilla era: la de la yunta dando vueltas sobre la parva con un trote corto, el labrador de pie, y aquellos que tenían una buena garganta entonaban una jota con voz vibrante para que llegara al corazón de la mujer que amaba y lo escuchaba en alguna era cercana.


Lo siguiente era aventar, es decir, lanzar hacia arriba la mezcla de semillas y paja que dejó la trilla, para que el viento las separara por su diferencia de peso. Por este motivo las eras se construían en lugares expuestos y aireados. Este trabajo a veces se convertía en pesado e interminable, sobre todo cuando el viento no hacía acto de presencia o era cambiante. Seguramente que alguna noche de fiesta, los mozos tendrían que abandonar el baile y los brazos de su moza para coger: la pala, la horca y el harnero, y subir a lo alto de la era a separar la paja del trigo, sustento éste último del labrador durante todo el año. Para finalizar solo quedaba poner en lugar seguro el fruto del trabajo, la paja al pajar, los granos al granero, muchos de los cuales más tarde serían triturados en la fábrica deharinas de Don Martín Parrilla.

¡Y cómo no hacer mención a la mujer!, que desde que clareaba el día empezaba a trabajar para tenerlo todo previsto: comidas, ayudar en el rastrojo, hacer los vencejos para atar los haces de mies, acarrear el agua en botijos o cántaros desde la fuente de la plaza asu casa, amasar el pan que después se cocería en los hornos de la Tía Emilia y Martín Arribas, en el horno de “abajo”propiedad de Bienvenida Miguel o en la tahona de Hipólito Carballo. Pan que sigue teniendo fama en toda la provincia gracias a que los herederos de Amancio siguen conla sana tradición de cocer el pan en horno de leña. Con gran frecuencia se habla de la mujer trabajadora de hoy en día, pero las de antaño no lo eran menos, mujeres acartonadas, envejecidas antes de tiempo por los esfuerzos realizados tanto en el campo como para sacar adelante a la numerosa prole. Estas mujeres sí que eran dignas de un verdadero homenaje. Y desde este estrado pido un aplauso para todas ellas, como reconocimiento a tanto sacrificio callado.

La actividad agrícola ha sido la ocupación mayoritariamente difundida, pero la emigración motivada por la mecanización del campo hizo que muchos lugareños tuvieran que buscar otras maneras de ganarse la vida.


2009dAlgunos marcharon a Cuenca pero la gran mayoría encontraron un puesto de trabajo en las fábricas de Barcelona, Valencia e incluso en Francia o Alemania. Las fuentes demográficas ponen de manifiesto la pérdida de población.En el censo de 1940, su población era de 874 habitantes y estaba formada por los 765 habitantes de la villa y los 109 de su aldeaVillalbilla sin embargo en el último censo del año 2001 la población de la villa y sus aldeas es de 278 personas, 140 varones y 138 mujeres. Pero el mes de Agosto sirve para reunir de nuevo a todos, y la plaza recobra la vida de antaño, se retoma la costumbre de tomar el fresco con los vecinos, y pasear por la carretera.


Cae la noche, muere el día, por el camino del Rebollillo desciendeun aroma a vino y a ascuas de sarmiento queimpregna el aire del pueblo, muchas familias se van a cenar a la puerta de las cuevas sentadas en sus sillas de enea contemplan el horizonte, sabedoras de que el agosto se acaba y tendrán que dejar su casa del pueblo para marchar de nuevo a esas tierras de Levante, y nadie mejor que Rosalía de Castro supo expresar en pocos versos estos sentimientos:

Tierra mía, tierra mía,

tierra donde me crié,

el huerto que quiero tanto,

las higueras que planté.

Prados, ríos, arboledas,

pinares que mueve el viento,

pajarillos piadores,

morada de mi contento.

Dejo amigos por extraños,

y la vega por el mar,

dejo, en fin lo que más quiero....

¡Quien pudiera no dejar...!

 

Recuerdo las fiestas del mes de Octubre, las que se celebraban en honor a la patrona, fiestas que a partir de 1978 se pasaron al cuarto domingo de Agosto. Salíamos al encuentro del autobús de línea, el Correo como así lo llamábamos, y el coche de Juanillo porque en ellos llegaban nuestros familiares, amigos más cercanos a pasar unos días de diversión. Los festejos se iniciaban con el encierro de los toros o vacas, subíamospor el Collado de la Dehesa para ver como los mansos desfilaban disciplinadamente bajo la atenta mirada de los vaqueros que con una varaguiaban a las reses que se iban a lidiar. Después de cenar llegaba el baile, la juerga, la música y lo que fuera menester, aprovechábamos al máximo porque hasta el año siguiente no había otro, pero siempre en buena armonía. En esos momentos no podían faltar los dulces, los “untaos” como llamábamos a los bollos dormidos que con gran maestría elaboraban las mujeres de la casa, y que eran conocidosen todos los pueblos aledaños por su exquisito sabor.


Y cómo olvidar las arquillas de los turroneros. Sobre todo, la de la señora Vicenta, asidua almendrera delas fiestas. Los muchachos nos poníamos alrededor suyo y nos tenía que espantar como a las moscas, con unos zorros hechos de papel, pero como no éramos rencorosos, al momento estábamos todos de centinelas, y cuando buenamente nos daban una perra,corríamos a emplearla en una garrapiñada o en un puro de dulce. Después de cuatro días de fiestas venían los duelos o las alegrías, porque también hay que decirlo, los festejos servían para emparejar a muchos mozos y mozas y más de una boda resultaba de ella.


El mes de Octubre era también el mes en el que se empezaba la escuela, hace pocos meses hubo una exposición en el Centro Cultural Aguirre con el título “Háblame de tu escuela”, cuando la visité sentí una gran emoción, habían reconstruido un aula de las escuelas de la posguerra, allí estaba presente toda mi vida escolar, desde el pupitrehasta el pizarrín, pasando por las cartillas de rayas primeras, el catón, los cuadernos, enciclopedias de Dalmau Carles, Álvarez, los libros de lectura, las labores de costura, encajes con sus almohadillas. Sería una ingrata si no mostrara mi respeto a esos maestros que tanto bueno nos enseñaron. Especialmente a Doña María García, maestra entre las maestras, a Doña Ascensión, maestra de párvulos con la que aprendimos las primeras letras y los primeros números, a Don Salustiano que con sus venerables barbas y el mimbre en la mano forjó a muchos chicos que hoy son unos hombres de provecho. Con las últimas brumas de Octubrelos campos de azafrán se llenaban de flores, por la tarde en los solanos o por la noche alrededor de una mesa se “espinzaba”, tarea consistente en sacar los estambres de la flor, montones de “oro rojo” serían tostados en un cedazo sobre una cama de ascuas, que desprendían un aromaincomparable que llenaba toda la casa.

Y el mes de noviembre obliga a recordar a todos aquellos que ya no están con nosotros, Mi recuerdo entrañable para todas vuestras familias, ancestrales estirpes que han ido pasando el testigo de la honradez de generación en generación; que aquí nacieron y que muchos de ellos ya descansan en el Señor. Todos vosotros hicisteis un cuerpo compacto ante las alegrías o las tristezas, y yo os pido que conservéis esto tan querido que es vuestro. De las casas antiguas quedan pocas, una de las últimas que se ha derruido ha sido la de la tía Carolina. No quiero pasar por la calle porque parece que todavía voy a ver en la boca del callejón a mi madre haciendo ganchillo y a mis vecinas Enriqueta, Esperanza, Jacinta y Francisca, con el ruido de fondo del yunque de mi padre. Siento una gran pena, pero es ley de vida, de cada cepa surgen nuevos brotes,y ahora es el momento de vosotros jóvenes, no olvidéis nunca la besana que han ido trazando vuestros mayores, pero con vuestros bríos debéis seguir mirando hacia delante y colaborar para que este pueblo perdure y no se vea deshabitado como otros tantos.

 

Comience ya la alegría y la pólvora; enciendan sus luces los puestos de confituras..., pónganse las mozas sus mejores galas y saquen las Señoras ese mantón fino del baúl de la Sala. Que empiece el baile porque ya huele a fiesta.


Por tanto y como pregonera oficial que soy:

“Os hago saber a todos los aldeanos, y a cuántos se encuentren entre nosotros que es deseo de quienes forman la Comisión de Fiestas, que reine una sana alegría en estos días; y que el buen humor y la cordialidad invadan vuestras calles, y que TODOS sin excepción disfruten de lo atractivo de las FIESTAS PATRONALES”. Y así lo proclamo yo, pidiendo a propios y extraños, que se cumpla lo siguiente:

Que si el tiempo que vivimos, es el tiempo que sabemos disfrutar, los momentos plenos, los momentos intensos..., hagamos que sean esos los que abunden, puesto que seguramente no merece la pena enredarnos en rutinas inútiles que nada nos aportan, o en enfados sin sentido, o en palabras hirientes a las que les responderán otras palabras más hirientes y que luego acabarán como minutos, horas, perdidos en el vacío.

Hagamos que, cuando ya no estemos aquí, alguien pueda contar cuánto tiempo hemos vivido realmente..., y sonría.

Y concluyo mi pregón, pidiendo que gritéis conmigo:

¡Viva la Virgen del Rosario!

¡Viva SantoTomás!

¡Viva Villar de Domingo García!

Felices Fiestas y muchas gracias.

Angustias de la Cruz Cañas
21 de Agosto de 2009