Señor alcalde y Corporación Municipal, Señor Cura, familiares, amigos, vecinos, hijos de Villar de Domingo García… y sobre todo queridísima Madre Virgen del Rosario… muy buenas noches a todos.
Aunque el que más o el que menos todos me conocéis, empiezo presentándome ante todos vosotros. Soy Jesús González González, el mediano de Sixto y la Isabel, uno de los sobrinos de Goyo. Para algunos Jesusín o Chin, y para otros el zumbao que en fiestas siempre anda disfrazao. Y para todos o casi todos… el Zocato.
Hace ahora más o menos un mes, al entrar a Misa de Domingo me dice mi amigo Javi, el alcalde, en el atrio de la Iglesia… Jesús, al salir de Misa no te vayas que tengo que hablar contigo… y pensé, ya me quiere liar para colocar los bancos, preparar las andas o para cualquier otro menester o hacendera del Ayuntamiento, puesto que sabe que siempre me tiene a su disposición para lo que haga falta. Pues cuando acaba la Misa y le pregunto qué es lo que necesita, va y me suelta la bomba… ¡¡¡¡Este año tienes que ser el pregonero de las fiestas!!!! Aún recuerdo el escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, y como aquél sabe que está a punto de morir vi toda mi vida pasar por delante en décimas de segundo. ¡¡Cómo estaría que se me nublaron los pelos y se me pusieron los ojos como escarpias!! Os aseguro que me quedé tan impactado que de la emoción que sentí, rompí a llorar como un tonto. Y cuando pude reaccionar y le dije que qué había hecho yo para merecer esto, va y me dice… hombre, ¡¡¡alguna vez te tenía que tocar!!! Y luego pensando fríamente en mi casa pensé, pues es verdad, el ser uno pregonero de las fiestas de su pueblo es… pues como escribir un libro…, plantar un árbol…, montar en globo… o que te den por… ¡Vamos que es algo que todos deberíamos de hacer una vez en la vida!!! Y es muy gratificante, os lo aseguro… Lo de dar el pregón, no lo otro…
Bueno, y aquí me hallo, como no podía ser de otra manera, disfrazado, esta vez disfrazado de perrito, para intentar, si los nervios y la emoción me lo permiten, dar el pistoletazo de salida a las fiestas en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario.
De mi vida, qué os puedo contar. Nací, como casi todos en este pueblo, en el seno una familia humilde y trabajadora, en la que mis hermanos y yo, tuvimos la gran suerte de criarnos con dos padres y dos madres, sí, además de mis padres, Sixto e Isabel, también siempre han estado y vivido en casa, mi tío Goyo y mi abuela Plácida, que como he dicho, también ejercieron como un padre y una madre para nosotros.
Pero curiosamente, fijaros como es la mente humana, dos de los primeros recuerdos que yo tengo de cuando era niño, son en casa de mis abuelos, Benito y Sinfo.
Uno de ellos es en el patio jugando a la gallinita ciega con la abuela Sinfo, con la caterva de nietos que le dejaban a su cargo, y que nos entretenía con el amor y el cariño que sólo una abuela tiene.
Y el otro, que lo recuerdo como si de ayer se tratara, es el de vivir el acontecimiento más importante del año, con permiso, claro está, de las fiestas de agosto… la matazón. Ese día en el que se liquidaba al gorrino cebado por el abuelo durante todo el año y nos juntábamos en su casa… yo qué sé, ¿40 adultos y 20 niños? Los mayores a sus quehaceres propios de la matanza (limpiando los menudos, cortando la carne, hirviendo agua en la lumbre, preparando las judías para comer todos… y un laaaaargo etcétera, el que ha vivido un día de matazón de los de antes en el pueblo, bien lo entenderá. Y nosotros, la sartená de primos que por aquel entonces teníamos entre 4 y 10 años… pues a nuestra faena, a dar guerra y a corretear sin parar por toda la casa jugando al pillao, al escondite o a subirnos a la morera del corral del abuelo… pero lo mejor llegaba cuando los tíos nos montaban la mayor atracción jamás vista o vivida por nosotros… EL CUNEADOR, un tablón sujetado por una soga atada a una biga de madera en el techo, en el cual nos podíamos subir perfectamente 6 u 8 muchachos. Ese artefacto mágico se balanceaba de un lado al otro, hasta casi llegar a tocar el techo, como si del barco vikingo de la feria se tratara, y siempre al ritmo de la cancioncilla… “La abuela está mala, con qué la curaremos, con palos que le demos…” En fin, yo creo que ahora mismo, si nosotros les montáramos a nuestros hijos un artilugio similar, nos los quitarían los de servicios sociales e iríamos a la cárcel por homicidio en grado de tentativa.
Y bueno… aquí nos encontramos, en el patio de las escuelas… en el patio de mi escuela. Aquí cursé estudios desde los 3 años hasta los 14. Qué tiempos aquellos en los que cuando llegábamos por la mañana, lo primero que teníamos que hacer era encender la estufa, es más, había veces que para encenderla nos teníamos que traer de nuestra casa cada uno una piña y un palo, porque como se suele decir… no había ni con qué encender. Aquí, en estas aulas ahora cerradas aprendíamos todos juntos, en la misma clase, desde los pequeños de 3 años hasta los de octavo. Y en éste mismo patio, jugábamos al fútbol, al baloncesto, al balón prisionero, pero una de las cosas a las que más nos gustaba jugar era a las vaquillas de San Mateo, juego en el que unos hacían de corredores y otros hacían… pues de cornudos, es decir, de vaquillas, que casualmente solían o solíamos ser los más pequeños. Mis hermanos, Antonio, Silvia, Manolo, Almudena, Pedrito, Vicente El Rubio, David, Javi, Alicia, la prima Yasmina, muchos hijos de Guardias que estaban destinados en nuestro pueblo… éstos son algunos de los compañeros y amigos, con los que he tenido el placer de compartir esta escuela.
Y cuando salíamos de la escuela, a las 5 de la tarde, llegábamos a casa y nos merendábamos un buen bocadillo de salchichón, de mantequilla con azúcar, una onza de chocolate, o pan con vino y azúcar… bocados gourmet a la altura del mejor restaurante con estrella Miguelín. Y después de merendar, mi madre, para perdernos un rato de vista, nos mandaba por ahí a apedrear perros, y nos echábamos a la calle como alma que lleva el diablo, nos juntábamos con el resto de los niños del pueblo y nos íbamos al cerro la bandera, de excursión a buscar brillantina, o a jugar al bote o al rescate. ¡Ay el rescate! El rescate era un juego en el que todas las calles del Villar se convertían en el tablero de juego y en el que cada escondite tenía su propio nombre, los que jugaron conmigo seguro que si les digo “el cepillo de dientes” saben exactamente el lugar concreto al que me refiero. Luego llegó el Parri, y con la manía que ha tenido siempre de tener los solares limpios, mandó quitar todos los escombros y limpiar todas las casas viejas que estaban a medio hundir, y nos fastidió el juego para siempre…, _ ¡Javi, eso es algo que no te perdonaré jamás!
También he de decir, que había días, en los que, al salir de la escuela, estaba esperándonos mi padre con el Juan Rover arrancado, para llevarnos a mis hermanos y a mí, de excursión también, de excursión a coger aceituna, a quitar piedras, a coger leña, o lo que fuera menester hacer en ese momento.
Así pasábamos los largos inviernos, pero lo mejor llegaba cuando terminaba la escuela, empezaba el verano, y el pueblo se llenaba, como ahora, de gente que huía del bullicio de las ciudades para descansar y disfrutar de sus merecidas vacaciones, volviendo al que siempre ha sido su pueblo, por más lejos que pudieran estar.
En mi caso, por aquel entonces, esperaba con ganas la llegada de Antoñito, de Gustavo, pero sobre todo esperaba la llegada de los dos mejores compañeros de batalla que he podido tener, desde mi infancia hasta el día de hoy, mis primos y mejores amigos Oscar y Ramiro, o lo que es lo mismo Mero y Gato. Un libro podría yo escribir con la aventuras y desventuras que hemos pasado juntos los tres primos. ¡Madre mía qué tridente galáctico que hemos formado siempre, ni la famosa BBC del Real Madrid hubiera podido con nosotros! Vamos, que hacíamos un trío perfecto, uno de ellos ideaba la trastada, el otro la ejecutaba… y por norma general las culpas me las llevaba yo. Como ejemplo os voy a contar una de ellas, sólo una, porque como confiese todas las que hemos hecho, primero, no acabaríamos en toda la noche, y segundo, posiblemente acabaríamos en el cuartelillo o desheredados, pero bueno, al fin y al cabo, eran cosas de niños….
Un día, en casa del abuelo Benito, que en gloria esté, el pobre se quejaba amargamente de que las gallinas no le ponían huevos, soltando improperios y cagándose en todo lo cagable. Nosotros tendríamos 12-13 años. En ese momento, creo que estábamos Óscar y yo, nos miramos el uno al otro con cara de complicidad, y salimos de allí pitando, porque sabíamos perfectamente el motivo del por qué las gallinas no ponían huevos. _ ¡Abuelo Benito, allá donde estés, te pido perdón, te pedimos perdón! ¿¡Cómo iban a poner huevos las gallinas, si las teníamos fritas a plomillazos!? Nos subíamos a la cámara, y desde allí, con la escopeta de perdigones de alguno de los tíos, ¡PUM! jugábamos al tiro al blanco con ellas… menudos botes pegaban las jodías. Y ahora pienso… madre mía, y yo que le echo la bronca a mi hijo Javier por jugar con la consola al Fortnite, que es un juego que consiste en dispararse unos a otros, qué va a pensar el muchacho cuando se entere de esto que estoy contando… cuando le diga algo me dirá… ¡Y tú con las gallinas qué Papa!... En fin, como decía antes, son cosas de niños. Pero niños, ¡esto no lo hagáis, está mal! Y pido perdón a los que se hayan podido sentir ofendidos por lo que supone el maltrato animal, lo siento, pero es algo que ya pasó y que no puedo cambiar… lo siento mucho, pero… más lo sintieron las pobres gallinas.
Y llegó el día en el que, en una de esas tardes de verano, allá por el año 1992, cuando fundamos la ilustre, honorable, y excelentísima Peña los Golfos. La fundamos Antonio, Óscar, Ramiro, Gustavo y yo. Recuerdo como si hubiera sido ayer, en el patio de la casa de los abuelos de Antoñito, (la casa donde hoy vive nuestro párroco), pintando con rotuladores nuestra primera camiseta oficial de la peña. Después, en los años posteriores se fue apuntando más gente… Chicote, Javi, Charlie, Juanjo, Dani, Paco, José Ramón, Jonathan, Ricardo, Jon, Buba... y este año le doy la bienvenida a nuestra última incorporación, el benjamín de la peña, Carletes.
También he de decir que, durante los primeros años, llegamos a tener en la peña a 2 chicas, nuestras golfas de honor, Mónica y mi cuñada Laura. Hemos pasado momentos de fiestas inolvidables, como la noche en la que se nos ocurrió, nada más y nada menos, montar en la peña con unos palés y una alfombra, una pasarela en la que hicimos un desfile en ropa interior para las muchachas del pueblo, que ríete tú de la Cibeles Fashion Week. O la noche en la que, montando la peña, sin comerlo ni beberlo… (bueno, bebiendo un poco sí), instauramos para siempre la chupitada los jueves de la fiesta. O cuando hicimos la carroza de los cascos azules en la guerra del Golfo, o junto con la peña los Gayumbos, hicimos con la plataforma de un tráiler, una mega carroza que simulaba una caseta de la feria de abril. O también con los Gayumbos, cogimos una hormigonera, que prácticamente se había usado en la obra ese mismo día, le dimos una agüilla con la manguera, y nos la llevamos al baile y la llenamos de whisky con limón y hielo, y estuvimos bebiendo de ella toda la noche… qué regustillo tenía… O un año, en los encierros, convencí al Mero para que se disfrazara conmigo, nos metimos en el camión de los toros y cuando sonó el chupinazo, en lugar de salir un morlaco, salimos los dos tontos disfrazados de vacas con dos cencerros de las ovejas que nos había dejado mi padre. O en las fiestas de octubre, cuando también se traían vacas, se nos ocurrió la genial idea entre Manolo, el Mero, alguno más y yo, a las 2 o las 3 de la mañana, de ir a por la vaca, enmaromarla y llevarla por las calles del pueblo hasta el baile, que se encontraba en ese momento en el antiguo silo. Imaginaros a la gente cuando nos vio llegar y entrar en el silo con la vaca… y no os digo nada de la cara que pusieron los guardias, que estaban esa noche patrullando por el pueblo, y también nos vieron con ella… En fin, momentos insuperables que creo que nunca podremos volver a vivir, al menos no de la misma manera.
Qué recuerdos, qué vivencias y qué bonito ha sido vivir siempre en este pueblo, en mi pueblo, en el Villar. Os aseguro que el escribir este pregón, ha sido como una terapia con el psicólogo, en la que paras por unos momentos tu ajetreada y estresada vida, para escudriñar tu mente y tus recuerdos, para saber y para comprender lo que hoy en día eres y lo que hoy en día sientes. Os recomiendo que lo hagáis, de verdad, es muy reconfortante.
Espero que todas las peñas sigamos viviendo las fiestas como hasta ahora, con amistad y compañerismo, y sin disputas de ningún tipo. Creo que no hay nada más bonito que ir a una peña que no es la tuya, pasar como Pedro por su casa, y echarte algo de beber sin que nadie se extrañe, porque las peñas son eso, puntos de encuentro en el que todos somos amigos y todos somos un poco de las otras peñas también, por mucha diferencia de edad que pueda haber, al menos yo me siento así. Sé que los que vienen de fuera a veces lo ven un poco raro, pero aquí somos así, y a mí particularmente me gusta mucho que seamos así. También os pido que sigáis colaborando como hasta ahora, puesto que la fiesta la tenemos que hacer entre todos y para todos, principalmente pagando la cuota al Ayuntamiento, pero también colgando banderines, colocando remolques y palés para los encierros, preparando la carne para la merienda popular, y otras muchas cosas que hay que hacer, para que todos podamos disfrutar de esta maravillosa fiesta.
Y bueno, ante la oportunidad que me brinda esta situación, al teneros a todos delante, quiero hacer una cosa que no sé por qué, no solemos hacer en nuestra vida diaria, al menos yo no, que es dar las gracias a las personas que queremos.
Primero quiero dar las gracias a mis padres, que me han llevado de la mano hasta convertirme en la persona que hoy soy, gracias por vuestras caricias y por vuestros capones, por vuestras palabras de aliento y por vuestras broncas, por haber sabido inculcarme los valores de la humildad, el trabajo, el sacrificio y sobre todo por haberme enseñado a que, si eres buena persona, en la vida te irá mejor.
Gracias a mis hermanos, Vicente, Daniel, Miriam, Andrés y Javier, mis cuatro soles en la tierra y mi estrellita en el cielo. Gracias por estar siempre ahí, por darme buenos consejos cuando los he necesitado y por vuestro apoyo incondicional. Nadie como vosotros podría haberme acompañado por el camino de la vida con tanto amor y cariño. Gracias, hermanos, os quiero.
Gracias a mis hijos, Javier y Natalia, simplemente por ser los responsables de que mi corazón lata, mi cerebro rija y mi cara sonría cada día.
Gracias a mis lelos, por siempre acudir a nuestra llamada y por siempre estar ahí cuando os necesitamos.
Gracias a la gran y estupenda familia González. Tíos y primos, consanguíneos y afines. Si esta familia no existiera habría que inventarla. Gracias por ser como sois y que sigamos siempre igual de unidos como hasta ahora.
Gracias a Dios por la suerte que he tenido en la vida. Sí, soy un tipo con suerte. Tengo salud, tengo un trabajo que me da para vivir dignamente, y del amor… del amor que os voy a contar, mirar si tengo suerte que me eché una novia madrileña, me la traje a vivir al pueblo y ahora le gusta el pueblo a ella casi más que a mí. Si eso no es tener suerte que venga Dios y lo vea. Tamara, muchas gracias por acompañarme en esta aventura que se llama familia, por aguantarme cada día y por quererme tanto, sobre todo en los peores momentos. Te quiero amor mío.
Gracias a nuestra Virgen del Rosario, porque estoy convencido de que me ha acompañado en cada momento difícil y me ha guiado en cada encrucijada que me ha deparado la vida. Aunque no le doy las gracias todos los días, podéis estar seguros de que lo hago muy a menudo.
Gracias a todos y cada uno de los que estáis hoy aquí. A los que vivís aquí todo el año, gracias por hacer que la llama del Villar no se apague, y el pueblo siempre esté vivo. Y a los que venís sólo en vacaciones, gracias por eso, simplemente gracias por volver al que es vuestro pueblo, aunque sea por unos días, aunque sea sólo los días de la fiesta, aquí tenéis vuestras raíces y vuestro pueblo estará siempre aquí, para acogeros y para servir de lugar en el que cada año os volvéis a juntar con familiares y amigos que no veis en todo el año.
Gracias a las peñas del Villar. Os puedo asegurar que cada una me aportáis y aportáis a este pueblo y a su fiesta, algo diferente y especial. Peña La Bota, peña Guachulay, peña los Tintorros, peña No Problem, peña los Gayumbos, mis Golfos, peña las Volás, peña los Atornajaos, peña los Templarios, peña el Terror, peña Las Secas, peña las Rotundas, peña el Descontrol, peña los Sabuesos, peña las Potis, peña las Volcás, peña el Salseo, peña los Diablos, peña Macaena, y las últimas incorporaciones que prometen dar mucha guerra, la peña Los Sin Rumbo y la peña los Macarras. Muchas gracias a todos.
Quiero hacer una mención especial a la ya extinta peña Los Tinajos, que, a mi entender, fue el germen y la semilla de este jardín de peñas que hemos tenido y tenemos en la actualidad.
Bueno, y hablando de jardines, voy a ver si me meto en uno…
Como todos sabéis yo he sido monaguillo durante muchos años, con Don Juan aquí en la parroquia del Villar y como no, con mi querido tío Ricardo. Pocos hombres he conocido tan inteligentes y con tanto sentido común como él. Con mi tío he pasado muchas horas de sacristía y muchas horas de coche, viajando a las parroquias de Villaconejos de Trabaque, de Albalate de las Nogueras, de Torralba, de Castillo de Albarañez, de Olmedilla de Eliz, de Arrancacepas… Yo era un niño por entonces y en estos ratos y trayectos, pues hablábamos de qué tal la escuela, qué tal en casa, y claro está también hablábamos, mejor dicho, él me hablaba como si de una catequesis se tratara, pues del Evangelio, de los pasajes de la Biblia y de todo lo relacionado con ser sacerdote. Os he de confesar que a mí me gustaba porque él todo lo explicaba muy bien, sin hacer juicios de valor, con un cariño infinito y ahora desde la distancia, creo que sin intentar de algún modo ejercer ninguna influencia sobre mí, más allá del amor a Dios y a la Santa Madre Iglesia. Alguna vez, recuerdo que, hablando de los mandamientos, yo le decía que eran muchos y que todos serían muy difíciles de cumplir…, y sabéis que es lo que me contestaba… _Jesús, cumplir los mandamientos es mucho más fácil de lo que parece. Para cumplirlos todos, simplemente haz caso a tus padres y obedéceles, y no le hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.
Nunca escuché en ninguna de sus homilías, y os puedo asegurar que fueron cientos, hablar mal ni atacar a nadie, ni por cómo era, ni por lo que era.
Por todo esto os quiero pedir una cosa. No dejemos que nadie nos diga cómo tenemos que ser ni lo que tenemos que ser. No dejemos que nadie dude de nuestras costumbres ni tradiciones, que nadie dude de nuestras creencias ni mucho menos de nuestra fe. Creo que no nos lo merecemos. No seremos los mejores cristianos del mundo, pero cada uno lleva su fe como buenamente puede y como buenamente siente. Quiero resumir todo esto con una sola palabra que creo que es la clave de casi todo en esta vida. RESPETO amigos míos… RESPETO. Respeto a hacia los demás y hacia uno mismo.
Por último, y ahora que os tengo a todos delante, y no voy a encontrar una ocasión mejor, querría iniciar una campaña que se va a llamar “EMPADRÓNATE EN TU PUEBLO”, sí una campaña para que la gente se empadrone en el pueblo. Claro está, y es de sentido común, que cada uno tiene que estar empadronado donde resida por tema de colegios y por otras muchas cosas, pero al que no le produzca ningún trastorno y le dé igual, por favor, que se empadrone en su pueblo. Para un pueblo tan pequeño como éste, una persona empadronada es como un globo de helio, que cuando juntas en un ramo los suficientes, son capaces de levantarte del suelo y hacerte volar. Pues eso, juntemos por favor muchos globos de helio y veréis como nuestro pueblo, el Villar, con nosotros dentro, volará.
No puedo dejar pasar la ocasión sin recordar a los que ya no están con nosotros. Familiares y amigos. En esta noche tan especial, sólo voy a nombrar a unos pocos, que deberían de estar aquí con nosotros, celebrando este comienzo de fiestas, incluso con su camiseta de la peña puesta.
De los Tinajos quisiera recordar al Chatarras, al Rubisco, a mi tío Miguelón y a mi tío Goyito. De los Mamones a Maxi. De la Bota un recuerdo para nuestro amigo Chinchilla, para Juanaca y como no para mi querido tío Vallekas. Y también quiero recordar con especial cariño al último amigo que nos dejó demasiado pronto, de la peña los Atornajaos, Miguel. Mientras os sigamos recordando, no os habréis ido del todo.
Quiero también decirles a los más jóvenes, puesto que los más mayores bien lo sabréis, que la fiesta no se hace porque sea agosto, o porque sea verano, ni por los cubatas, ni si quiera por las peñas… la fiesta se hace por Ella, por la Virgen, por nuestra Patrona, para honrarla en estos días como se merece. Así que hagamos eso, honrémosla, y querámosla como nuestra Madre que es.
Y ya para terminar, quiero haceros una confesión. Si yo pudiera guardar en un tarrito, un momento, un instante, para poder disfrutarlo después, a lo largo del año, en momentos de tristeza o de bajón, sería este momento. El instante en el que finaliza el pregón, cantamos la Salve a la Virgen y en el que el chupinazo retumba en el cielo y da comienzo a las fiestas. Para mí es un momento mágico en el que piensas… qué bien, quedan los 4 días de fiestas por delante. 4 días de reencuentros y de familia. 4 días de ilusión y de tradición. 4 días de risas y de disfraces. 4 días de peñas y de amigos. 4 días de verbenas y toros. 4 días de banceros y de devoción a la Virgen. En resumidas cuentas… 4 días de auténtica y pura FELICIDAD.
Así que amigos, cerrar por un momento los ojos y vamos a disfrutar de este momento.
Y ahora me vais a permitir que me enfunde mi camiseta de la peña, porque lo que viene ahora bien lo merece…
¡¡¡POR EL PODER QUE ME HA OTORGADO EL AYUNTAMIENTO COMO PREGONERO…!!!
¡¡¡DECLARO INAUGURADAS OFICIALMENTE LAS FIESTAS 2023, EN HONOR A NUESTRA PATRONA LA VIRGEN DEL ROSARIO!!!
¡VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIO!
¡VIVA LA VIRGEN DEL ROSARIO!
¡VIVAN LOS BANCEROS DE LA VIRGEN!
¡VIVA VILLAR DE DOMINGO GARCIA!
¡VIVAN LAS PEÑAS DEL VILLAR!
Y POR QUÉ NO, QUÉ LECHES… ¡QUE VIVA EL PREGONERO DE 2023!
JESÚS GONZÁLEZ GONZÁLEZ
18 DE AGOSTO DE 2023